En cuanto nos abandonen las lluvias que nos está ofreciendo el cielo estos días, aparecerán las "temidas pelusillas". Si bien puede resultar algo molesta, la pelusa que desprenden los chopos entre mayo y junio no es causa de alergias pues contiene semillas y no polen, se trata de un eficaz sistema de dispersión de las semillas por el aire.
Los chopos (Populus nigra) son unos árboles de hoja caduca, altos y elegantes, que protagonizan un curioso fenómeno todos los años, a finales de la primavera, cuando desprenden una abundante pelusa blanquecina que vuela empujada por el viento para acabar depositándose en el suelo. Todas las especies ibéricas del género Populus producen semillas envueltas en un penacho de pelos blancos, si bien las más llamativas son las del chopo negro (P. nigra).
Los chopos (Populus nigra) son unos árboles de hoja caduca, altos y elegantes, que protagonizan un curioso fenómeno todos los años, a finales de la primavera, cuando desprenden una abundante pelusa blanquecina que vuela empujada por el viento para acabar depositándose en el suelo. Todas las especies ibéricas del género Populus producen semillas envueltas en un penacho de pelos blancos, si bien las más llamativas son las del chopo negro (P. nigra).
A veces nos recuerda a una nevada que acaba cubriendo todo con un ligero y algodonoso manto blanco. Esta envuelta de pelos blancos constituye un singular mecanismo de reproducción por el cual las semillas del chopo son transportadas por el viento a grandes distancias, donde tendrán la oportunidad de germinar lejos de sus progenitores.A esta estrategia de diseminación de las semillas por el aire se la conoce generalmente con el término de anemocoria.
El chopo es una especie dioica, lo que significa que existen pies macho y pies hembra separados. Los pies masculinos cuentan con flores masculinas, muy pequeñas y dispuestas en largos amentos colgantes. Estas flores producen el polen que habrá de fecundar a las flores femeninas que, a su vez, crecen sobre los pies hembra y tienen un aspecto muy similar a las masculinas, también dispuestas en amentos colgantes.
Tras la fecundación se forman el fruto y las semillas, que salen envueltas en un penacho de pelillos blancos que actúan como si de un paracaídas se tratara, ayudando a la semilla a dispersarse con el viento.